No sé dónde podría encontrar la energía y el equilibrio para avanzar con mis proyectos, si no practicara alguna actividad artística y manual. Creo que toda mujer motiVAda necesita tener un espacio de arte y creatividad en su vida. Si necesitás una razón para recordar los beneficios que puede aportarte participar en un taller artístico como alfarería, ¡voy a darte cinco! Sentite libre para agregar algunas de tus propias razones en los comentarios de abajo.
1) Voy al taller de alfarería para autoconocerme y expresarme
Cuando me siento en el torno y conecto con la arcilla, toda mi atención y mi mente están ahí, soltando lentamente los pensamientos, las preocupaciones y el estrés. Mis manos crean formas, cuidando la fuerza, para no deformar. El torno me pide concentración, suavidad y paciencia. Esas mismas cosas son las que yo necesito aplicar en otros ámbitos de mi vida.
Cuando soltamos los pensamientos y nos expresamos a través del arte se nos abre la posibilidad de registrar muchas cosas de nuestro ser.
2) Mi taller de alfarería es un cable a tierra
Ahí soy la realizadora de mis propias piezas de arte, las imagino, las diseño, las construyo, las modifico, las decoro y las termino cuando yo lo decido, nadie más me dice lo que tengo que hacer. Ahí no. Entonces me encuentro con mis propias posibilidades, con mi autoliderazgo y mi motivación, mi compromiso y perseverancia.
3) Voy al taller de alfarería para sintonizar
Las demás personas que van al taller son muy diferentes a mí. En el grupo hay personas más jóvenes que yo, también hay mayores. Hay gente que tiene mucha experiencia en el manejo del torno y hay otros que recién empiezan. Pero eso no es lo importante, lo que nos une es que todos disfrutamos de estar ahí en ese momento. Compartimos unos mates, nos reímos juntos, elogiamos honestamente las piezas del otro y sabemos que nos vamos a volver a ver la semana próxima. Simplemente porque así lo deseamos.
4) Voy al taller de alfarería para desconectar
En el taller no suenan los teléfonos, ni la radio, ni el noticiero. No necesitamos teclado ni mouse. Simplemente desconectamos. Esto es muy productivo, porque esa desconexión permite la re-conexión.
5) Voy al taller de alfarería por placer
Cuando hacemos algo libre y apasionadamente, nos convertimos en un canal abierto para el espíritu. Cuando estamos conectadas a esta fuerza vital, despertamos nuestras energías sensuales y creativas – nos sentimos vivas y energizadas!
Una vez que vibrás esta sensación no te quedan dudas de que estamos conectadas a algo más grande. Y una vez que conectamos con la energía natural del universo, todo es posible. Podemos mover montañas con este impulso.
Así como modelamos la arcilla, mientras gira sin parar en el torno, de la misma manera podemos darle forma a nuestra vida sin dejar de vivir nuestra cotidianidad.
Si tenés ganas de ver a un maestro alfarero en acción, realizando verdaderas piezas de arte, te invito a deleitarte con este video …

Sandra, qué hermosas palabras. Recién descubro tu blog y me encantó. Me sentí identificada con cada punto. Por ej, en la parte que hablas sobre el torno que gira y uno crea y sigue girando sin parar… por eso elegí el símbolo del infinito porque mientras ese torno gira incesantemente y uno tenga su alma abierta a la creatividad, siempre será eterna la inspiración.
El punto que habla sobre encontrarse con personas distintas… la vida , en la calle, hace que quizás si te encontraras con alguna de nosotras el encuentro no fuera grato. Porque la gente en la vía publica está a la defensiva. Pero en el taller, podemos dejar al desnudo nuestro verdadero yo. Y entonces nos sintonizamos desde lo limpio y positivo.
Poder encontrarnos en un sitio así, con un interés en común más allá de todas las otras diferencias, crea una atmosfera especial. Es como si fuera un pulmón en medio de una vida contaminada. Qué afortunadas que somos de tener la capacidad de haberlo encontrado.
Sos una persona hermosa. Te felicito por el blog.